El Hospital Gonzalo Río Arronte de Atlixco, lugar donde cientos de vidas son atendidas diariamente, se convirtió en el escenario de una tragedia que marcaría para siempre la historia de la comunidad.
Lo que parecía una noche normal en el centro médico se transformó en una amarga despedida para María Guadalupe y Armando Meléndez, dos policías comprometidos con su vocación que encontraron su destino en un ataque inesperado.
María Guadalupe tenía apenas 30 años y un futuro prometedor. Su boda estaba programada para dentro de cuatro meses; junto a su prometido, un paramédico del mismo hospital, había planeado comenzar una nueva vida.
Pero el destino, con un giro cruel, le arrebató esos sueños. Cuando la oficial fue herida en el cumplimiento de su deber, su pareja —ahora convertido en su salvador— hizo todo lo posible por rescatarla.
A pesar de sus esfuerzos, el paramédico no pudo salvarla, y en cuestión de minutos se vio enfrentado al dolor de perder a quien estaba a punto de convertirse en su esposa.